jueves, 28 de febrero de 2008

¿Os habíais olvidado de mí?




Bueno, creo que lo primero que tengo que decir es que ¡Sí! ¡Qué es verdad que estoy en Sydney!, que todo el mundo me perdone porque soy una vaga ejerciendo el arte de la escritura y tengo a todo el mundo más que abandonado pero más vale tarde que nunca, ¿no?. Lo primero os pongo unas fotitos para que veáis que no mentía cuando decía que me iba a Australia, que es verdad, que me ha tragado la tierra pero que he aparecido al otro lado ;-). La vida en Sydney no está mal, la ciudad bonita, impresionante, pero yo esperaba más; puse las expectativas muy altas y al principio me tuvo un poco decepcionada pero fue más por el listón que yo había puesto que otra cosa. Así que aquí me tenéis al otro lado del mundo. Ya hemos hecho unos cuantos viajes pero en un solo día no os los puedo contar así que poco a poco os iré hablando de los lugares que visitamos, pero creo que ya que empizo, lo mejor es hablar un poco de cuando llegamos a Australia.



Creo que ha todo el mundo le he contado lo difícil que fue encontrar casa, mucha demanda y poca oferta, pero eso era lo primero que había que hacer, así que nos pusimos a ello. Mientras buscábamos piso estuvimos de Backpackers, o sea hostales, junto con Susana (alias Sus) y otra becaria, que luego acogeríamos en nuestra casa mientras buscaba piso. Y me remonto tan atrás porque hay un personaje que merece ser nombrado, El Indio, así llamábamos al dueño de uno de los hostales en los que estuvimos por su curiosa forma de hablar el inglés, creo que es bastante gráfico. El hombre era un crack, evidentemente no era indio si no de Nueva Zelanda, y tenía mil y una historias que contar y como muestra un botón. Una noche nos contó que había conocido a Juan Carlos, el King de España, y a su mujer, Sofía, porque un día le entró ganas de comer se saltó el protocolo y dio la casualidad que entró en su restaurante, y él mismo le preparó una paella. Nos dijo que Juan Carlos era un buen hombre, pero que tenía 3 chiquillos que no paraban.
El Indio si que era un gran hombre pero no lo suficiente, y al final las cucarachas de su Hostal y el poco amor que le tenía a la limpieza nos hizo cambiar de Backpackers a pesar de las canciones que nos dedicaba con su guitarra.

Nos costó encontrar piso al principio, pero finalmente lo hicimos y nos fuimos Juanjo y yo a vivir con Susana (alias Sus, que os presento en la foto), que ya es más que una amiga. Así que Juanjo y Sus se han convertido en mi pequeña familia aquí en Sydney, con el vastito en el baño con nuestros cepillos, compartiendo viajes, noches de películas, grandes cenas y postres, helado de chocolate con cereales de chocolate con Nutella (¡Triple chocolate!)... Vivimos en un barrio llamado Redfern, sin muy buena fama porque es el barrio de los aborígenes; pero está cerca del centro, llevamos viviendo aquí cuatro meses y no podíamos estar más contentos. No, miento, estaríamos más contentos si no tuviera goteras, pero esperamos que ese sea un problema que tenga pronta solución, sobre todo porque, después de años de sequía, resulta que éste está siendo uno de los años más lluviosos que se recuerda en Australia.

El momento en el que encontramos casa fue cuando empezamos de verdad a disfrutar de Sydney, donde encontramos buena gente con quien compartirlo, aunque algunos se fueron ya y otros acaban de llegar, todos con algo en común, las ganas de aventura que hace a la gente llegar hasta aquí. Pero eso lo dejo para otro día que hoy como estreno, y desentrenada en esto de escribir, creo que ya está bien. Para terminar os dejo una frasecilla que Sus quiso que fotografiáramos una de las primeras noches en Sydney, para quien quiera aprovecharla.

PD: Gor2 Besos